Hace tiempo que las agujas del reloj se detuvieron en este insólito lugar. Casi despoblado en su totalidad, con apenas una decena de habitantes, aguarda como un espectro atrapado en el mundo material, la Colonia de Santa Eulalia. Sus calles, solitarias y silenciosas, se tornan incómodas e inquietantes durante la madrugada, pues la leyenda y la realidad se entremezcla en este páramo ruinoso combinando historias de desdichas y fantasmas.
Historia
La Colonia de Santa Eulalia es un poblado autónomo formado por edificaciones fabriles de servicios y viviendas promovido en base a una ley de 1868. La misma se encuentra ubicada en el término municipal de Sax y Villena, en la comarca del Alto Vinalopó (Comunidad Valenciana, España). Esta pedanía, actualmente en estado de semiabandono, fue mandada a construir por el IX Conde de La Alcudia y XII Conde de Gestalgar, D. Antonio de Padúa Saavedra y Rodríguez de Guerra. El Conde de La Alcudia y Gestalgar, propietario de las tierras y seguidor del socialismo utópico con auge en Cataluña, se asoció con su primo segundo el Vizconde de Alcira e ingeniero agrónomo, D. Mariano de Bertodano y Roncali, y su mujer, Dña. María de la Concepción Avial Peña, para su desarrollo. El matrimonio aportó los ingresos necesarios para la creación de la empresa mientras que el Conde de La Alcudia pasó a dirigir la administración de la sociedad que recibió el nombre de ‘La Unión’. La Colonia de Santa Eulalia fue edificada, pues, sobre las 138 hectáreas de vides, olivos, almendros y arroz que pertenecían a la familia del conde de Padúa.

El 1 de Julio de 1887 la Hacienda de Santa Eulalia fue declarada Colonia Agrícola de Primera Clase. Sobre el lugar se construyó el palacio de los condes, el teatro cervantes, el casino —conocido entre sus vecinos como “casinete”—, una hospedería, la administración de Correos y Telégrafos, casas para los trabajadores, una fábrica de harinas y otra de alcohol, el economato, diversas bodegas y almacenajes, y una estación de ferrocarril donde se detenían todos los trenes; además de la ermita de Santa Eulalia, databa de al menos 1609 y reconstruida por orden del conde a causa de su ruinoso estado. El objetivo de esta nueva colonia era el cultivo, la recolección y la elaboración industrial de los productos agrícolas que se preparaban para su posterior comercialización aprovechando el punto estratégico en el cual se ubicaba. Los años de bonanza duraron hasta 1925. Hasta entonces, la colonia había sido un lugar de trabajo, pero también de ocio. El casino y el teatro dotaban de vida este pequeño enclave campestre. Los vecinos de los alrededores se desplazaban hasta el lugar para disfrutar del cálido ambiente que se respiraba durante las noches en la Colonia de Santa Eulalia. Sin embargo, pasados los años 20 y tras la crisis de la sociedad que fue embargada en 1907, los lugareños comenzaron a desplazarse del campo a la ciudad y los edificios se fueron quedando, poco a poco, abandonados. Algunos de ellos todavía presentes a día de hoy, otros en estado ruinoso.
Investigación
La Colonia de Santa Eulalia se encuentra prácticamente en su totalidad en estado de abandono. De las construcciones mencionadas quedan solo algunas de ellas, las más destacadas: el palacio de los condes, el casino, la administración de correos y telégrafos, el teatro cervantes, o la ermita de Santa Eulalia. Este lugar fue declarado por el Consell como Bien de Interés Cultural el 19 de febrero de 2016 dentro de la categoría de espacio etnológico. Según los últimos datos del INE del 2017, en esta pedanía solamente residen un total de 12 habitantes.








La Colonia de Santa Eulalia permanece detenida en el tiempo. Recorriendo sus calles, es fácil imaginarse aquella época de esplendor en la que la todavía brillaba. La calle Salinas, separa este lugar en dos. Por un lado, la zona norte que pertenece al municipio de Villena, y por otro la zona sur, que pertenece a Sax. El impresionante palacio de estilo modernista se alza majestuoso frente a la ermita y la plaza central. Este cuenta con un total de 12 habitaciones, patio central, salón, despacho y biblioteca, aunque a día de hoy su estado es ruinoso y se encuentra cerrado al público. Nos alejamos de la zona central hasta la fachada trasera del palacio, cerca se ubica el teatro de Cervantes. Entre las rejas de sus ventanas se alcanza a vislumbrar una estructura de planta cuadrada con patio de butacas y palco. Todavía se conserva parte de la decoración interior.

Algunos edificios como el casinete parecen haberse adaptado en el tiempo y haber obtenido una nueva funcionalidad, siguiendo activo hasta la fecha o bien hasta hace escasos años. Las pocas haciendas que perduran son grandes y acogedoras. Muchas de ellas conservan su estructura y fachada original, y por estas fechas, sus antiguas chimeneas chamuscan la leña para combatir el frío desprendiendo un agradable olor a madera quemada que recuerda a la Navidad.


En 2007 la Colonia de Santa Eulalia adquirió popularidad debido a la serie televisiva emitida en Canal 9, L’Arqueria Blanca que mostraba la vida del interior de la península. Todavía, a día de hoy, se puede observar el conglomerado de obras hidráulicas en el exterior de la colonia destinadas en el pasado a canalizar y desviar las aguas procedentes del Río Vinalopó para el consumo de sus habitantes y el riego de las plantaciones de vid, olivos, almendros y arroz.
Misterio
Podría decirse que este lugar es un enclave proclive a la actividad paranormal debido a que se encuentra edificado sobre un antiguo cementerio andalusí del cual se desconoce a que localidad o alquería perteneció.

La leyenda negra de este enclave se ubica concretamente en el palacio de los condes de la Colonia de Santa Eulalia. Este relato fue contado por la propietaria de la vivienda en 2005: “Cuenta la leyenda que el conde era un mujeriego y bebedor empedernido. La condesa, harta de las hazañas de su marido, se trasladó hasta este lugar que fue construido por su esposo. Despechada y en ausencia del conde, la condesa transformó el palacio en un casino con una gran bodega y por él pasaban gran cantidad de hombres. Al llegar la noticia al conde, este decide viajar desde Barcelona hasta Santa Eulalia para poner orden, pero al llegar al destino sucumbe bajo el hechizo de su renovada esposa. En una noche de excesos el conde juega y pierde toda su fortuna… al acercarse hasta la base de la fuentecilla del exterior del palacete cae desplomado por efecto del alcohol con tan mala fortuna que la mitad superior de su cuerpo queda sumergida en el agua, pereciendo ahogado”. Esta es la leyenda que define al lugar. Según afirman varios testigos, el fantasma del conde seguiría velando su palacete. Algunos investigadores del misterio han registrado varios fenómenos paranormales entre los muros del ahora ruinoso palacio.

Lo cierto es que en el palacio vivían tanto el Conde de La Alcudia y Gestalgar, D. Antonio de Padúa Saavedra, y su mujer, Dña. María de la Concepción Fontes; así como el Vizconde de Alcira, D. Mariano de Bertodano, y su mujer, Dña. María Avial Peña. Los hechos históricos relatan que la fecha de decadencia de la sociedad ‘La unión’ coincide con el adulterio entre Dña. María Avial Peña y D. Antonio de Padúa Saavedra. Además, relatan que el conde D. Antonio de Padúa Saavedra fue enterrado en la cripta de la ermita de Santa Eulalia el 13 de enero de 1925, aunque posteriormente —no se sabe con certeza— fue trasladado hasta el cementerio de Villena o al Reino de Valencia por voluntad de sus tres hijos.