¿Sabías que cada vez que se publica una noticia o información sobre suicidios tiende a aumentar el número de personas que deciden poner fin a su vida de manera voluntaria? Varios estudios demuestran este efecto a partir de los diferentes casos analizados en diferentes lugares, pero… ¿Por qué ocurre esto? ¿Es tan importante la influencia que recibimos del exterior como para tomar una medida tan drástica como el suicidio? Varios expertos de la Universidad FASTA (Mar del Plata, Buenos Aires) e invitados respondieron a estas preguntas en la jornada ‘Abordaje Interdisciplinario del Suicidio’, celebrada el 8 de mayo del 2015.

El suicidio en los medios de comununicación
Lamentablemente, hace tan solo unos días, leía en los medios de comunicación una de esas noticias que nadie querría ver publicadas. Una información que mostraba la naturaleza más oscura del ser humano. La desafortunada publicación incluía la carta de un menor de once años en la cual anunciaba su suicidio a los progenitores. En ella, el pequeño de once años explicaba el motivo por el cual había tomado tan drástica medida y se disculpaba por ello a su familia. La noticia no era nueva, pues el terrible acontecimiento tuvo lugar el pasado mes de octubre del 2015. Sin embargo, en esta ocasión los medios dieron un paso más allá y publicaron íntegramente las últimas palabras del menor. El primero en hacerse eco fue el diario El Mundo. Después la publicaron otros medios de igual importancia y repercusión, como El País. Los padres del pequeño decidieron compartirla con los medios de comunicación para hacer presión y reabrir el caso de acoso escolar que llevó al fallecido a tomar tan drástica decisión, y cuyo caso fue archivado por el Juzgado de Instrucción 1 de Leganés (Madrid) el pasado mes de diciembre. La familia presentó, además, un recurso de apertura del caso ante la jueza y ahora se encuentra en proceso de tramitación. Así mismo, la Consellería de Educación de Madrid ha decidido reabrir la investigación que también fue cerrada en su momento por falta de pruebas.
Dejando de lado la decisión de la familia, totalmente justificable — y por el momento efectiva—, ¿Hasta qué punto es ético que un medio de comunicación publique la carta de suicidio de un menor? Es complicado responder a esta pregunta, no obstante, la mayoría de los estudios coinciden en que, al parecer, dar difusión a este tipo de informaciones genera una repercusión negativa con un incremento de las personas que ponen fin a su vida. La universidad FASTA ofreció una jornada para periodistas, comunicólogos y criminalistas el 8 de mayo del 2015 con el fin de ofrecer una respuesta. La sesión, titulada como ‘Abordaje Interdisciplinario del Suicidio’ tuvo lugar en el Salón Malvinas y a ella acudieron varios expertos del ámbito legal y fiscal, policial, sanitario e informativo.

La jornada fue organizada por el Jefe de la División Criminalística de la Delegación de Policía Científica de Mar del Plata, Hernán Gacio, quien además es docente de Criminalística la universidad. A la jornada acudió también el Fiscal de Departamento Judicial de Mar del Plata, Mariano Martín Moyano; así como varios médicos psiquiatras y profesionales de la información.
Concepto e historia
Según la psiquiatra de la Asesoría Pericial del Departamento Judicial de Mar del Plata, Mabel Rocío Morales, el suicidio consiste en “todo acto que el ser humano se provoca con la finalidad de matarse a sí mismo”, partiendo de que “el ser humano es el único ser que tiene la conciencia de la vida y de la muerte y, por tanto, la capacidad de suicidarse”. Aunque podemos encontrar ejemplos en animales que en momentos de gran tensión se suicidan, como la cabra montés al sentirse amenazada, no existe en ellos la conciencia de la vida. Solamente se trata de un acto instintivo. El suicidio es un acto meramente humano, pero también un acto social y universal presente en todas las culturas y épocas. Como en todo, con el paso del tiempo las definiciones han ido variando, así como la aceptación social o rechazo del mismo.
El suicidio ha sido catalogado en muchos casos como actos heroicos, pero también como actos indignos. Ha sido empleado en rituales y ceremonias, y también como vías de escape. Previo al surgimiento de los antiguos filósofos, durante el cristianismo, el suicidio se consideraba como algo infame por parte de aquel que lo practicaba. Tras el mismo, los familiares del difunto no podían enterrar a sus seres queridos en camposanto. Además, se les cortaba la mano como señal de deshonra. Durante la etapa de los grecorromanos, y la aparición de los grandes filósofos, el suicidio adquirió una nueva concepción. Diógenes lo definía como una “posibilidad cuando la vida se torna insoportable”. En aquella época aparecieron también tribunales que se encargan de aprobar o rechazar el suicidio y, en caso de ser justificable, se concertaba su práctica en lugares públicos.
Más Adelante, a partir del año 300 d. C. aproximadamente, el concepto adquiere nuevamente un valor negativo. San Agustín lo redefine como pecado porque al negar la vida se rechazaba el regalo otorgado por Dios. En estos casos se expropiaba a la familia de sus bienes.

A partir del Renacimiento (S. XV y XVI) el suicidio adquiere una conceptualización más semejante a la actual. En este caso se afronta como una tragedia. Algo que se mantiene hasta día de hoy. Con filósofos más actuales como Schopenhauer (1788 – 1860) esta acción toma unas connotaciones más sociales y pasa a definirse como un “acto que ratifica la vida”. Algo así como un deseo de vivir pero expresando que no de esa manera. La explicación del sociólogo francés Durkheim (1858 – 1917) modifica nuevamente la concepción del suicidio, otorgándole mayor importancia al fenómeno social y partiendo desde el impacto que genera. Para Durkheim existen tres formas en las que puede explicarse el suicidio. Ellas son:
- Como ruptura de un orden social excluyente.
- Como resultado de tendencias internas de gran conflicto impuestas por creencias individuales y disposiciones del imaginario social.
- Como la tensión existente entre el mundo capitalista y el tradicional. Se utiliza con la intención, o denuncia, de retornar al antiguo sistema. Predomina una percepción de la pérdida de valores (bueno vs malo).
Otro de los autores, destacado por sus aportaciones sobre el estudio del suicidio, fue el fundador del Psicoanálisis, Sigmund Freud (1856 – 1939). Freud hablaba de una lucha entre el “Eros” (deseo o pulsión de vida) vs “Tanatos” (deseo o pulsión de muerte), presente en el inconsciente de las personas. Además, explicaba que “todo acto suicida es en, en cierto sentido, único, complejo y no fácilmente generalizable”.
Clasificación
Para la médico psiquiatra, Mabel Rocío Morales, el suicidio puede clasificarse de tres maneras:
- Según la forma:
- Forma Sub-aguda: Se trata de amenazas con baja letalidad.
- Forma Aguda: Se trata del suicidio consumado.
- Forma Crónica: Se trata de negligencias contra nuestra propia vida como vicios, obesidad y, en algunos casos, bulimia o anorexia.
- Según el método usado: Depende de la forma en la que se ha producido el suicidio. Algunos ejemplos serían por precipitación, ahorcamiento, intoxicación, mediante el uso de armas…
- Según el tipo:
- Falsos suicidios: Cuando se trata de muertes dudosas (pueden tratarse de asesinatos simulando suicidios).
- Suicidio inducido: Este se produce por influencia de otra persona, de forma física o mental.
- Suicidio colectivo: muy común en sectas. También conocidos como suicidios “cara a cara”.
- Suicidio alargado: Es aquel que se produce por una persona tras el previo asesinato de los miembros de su familia.
- Suicidio simultáneo: Se produce en el mismo momento, pero en diferentes lugares. Es una práctica que se da en mayor frecuencia en Japón. También conocido como “Cibersuicidios”.
- Suicidio de a dos:
- Impuesto: Uno sugestiona a otro para realizarlo (semejante al Suicidio Inducido)
- A posteriori: Se produce tras la pérdida de un ser amado.
Datos

Estos son los datos presentados por la Organización Mundial de Salud (OMS) de los cuáles se habló en la jornada:
- 2 suicidios cada 60 minutos. Ello equivale a una cifra aproximada de 1 millón de suicidios al año.
- Son más frecuentes en varones. En las mujeres predominan las tentativas de suicidio.
- Es más común en adolescentes, cuya cifra va en aumento. En segundo lugar se encuentran los ancianos mayores de 74 años.
- En personas con problemas de alcoholismo o drogodependencia, y en pacientes psiquiátricos. En este último caso, a pesar de lo que se cree, la psiquiatra Morales resalta que se trata, sobre todo, de pacientes con trastornos de personalidad, frente a aquellos que padecen enfermedades mentales como la esquizofrenia.
- La práctica del suicidio va en aumento en personas con enfermedades crónicas, personas con aislamiento social (presos), desempleados y personas que sufren rupturas matrimoniales.
- Se estima que para 2020 la cifra de suicidios al año aumente en 1 millón y medio.
La influencia de los medios de comunicación
Como se ha explicado al principio, el suicidio debe entenderse desde el punto social. Según especifica la licenciada en Comunicación Social por la Universidad FASTA, María Venancia Feü, “el suicidio se contagia”. Cada año se producen un millón de suicidios en todo el mundo. La mayoría de ellos no se publican en los medios de comunicación… Estos son conscientes de que este tipo de información se debe suministrar en cuentagotas. No ocurre lo mismo en los casos de suicidio de personalidades reconocidas o famosos. La regla se rompe debido a su relevancia.

Existen muchos estudios sobre la influencia social que generan los suicidios. Uno de ellos es el ‘Efecto Werther’. En 1774 se publicó una novela titulada como Penas del Joven Werther. Su autor, Goethe, escribió una historia basada en las penas amorosas de un protagonista que finalmente opta por suicidarse. La desafortunada obra provocó que ocurrieran una serie de suicidios tras su presentación al público. Se habla de un total aproximado de 2000 fallecimientos. Este libro fue prohibido en varias regiones de Europa, como Alemania o Italia. Otro ejemplo fue la popular obra de Romeo y Julieta. Sorprendentemente podemos encontrar varios ejemplos en los que la incitación al suicidio es más que obvia. En 1994 se publicó un libro conocido como Final Exit en el cual se invita a los enfermos a suicidarse. En él se detalla como realizar un suicidio mediante asfixia. Tras la publicación de este manual las cifras aumentaron considerablemente. Especial hincapié merece el libro Suicidio modo de empleo. Lo curioso de este caso es que, además, incluye un cd con siete temas musicales para ser escuchados durante los últimos momentos.



El patrón se repite en los medios de comunicación. Claro ejemplo de ello fue la muerte de Marilyn Monroe. Debido a su más que sobrada repercusión mediática, las cifras de suicidios subieron drásticamente. A finales de los ochenta tuvo lugar algo muy semejante en Japón con el llamado “Efecto Yukiko”. Yukiko Okada (1967 – 1986) era una famosa cantante japonesa que con tan solo 19 años decidió quitarse la vida. Los medios desplegaron una importante cobertura, detallando todo lo ocurrido. Se comenta que en tan solo 15 días 33 personas se quitaron la vida de la misma manera que Yukiko. “Los medios de comunicación son muy importantes a la hora de fomentar la práctica suicida”, señala la comunicadora social, María Venancia Feü. “Cómo se presente la noticia es fundamental para salvar vidas”, concluye Feü.

Pautas para el tratamiento del suicidio por los medios de comunicación

La Organización Mundial de la Salud (OMS) junto a la Comisión de Comunicaciones (CDC) aporta una serie de pauta que los medios de comunicación deben de seguir en la mayor medida posible:
- En primer lugar, los medios no deben hablar del porqué del suicidio para evitar que otras personas se sientan identificadas. No entrar en justificaciones ni atribuir motivos. Un suicidio es una suma de varias causas y un detonante, existen muchos factores y cada caso es único.
- Interpretar las estadísticas de forma cuidadosa
- No realizar comentarios espontáneos
- Evitar la generalización. Basarse en cifras pequeñas o singularidades que diferencien cada caso publicable.
- Evitar expresiones tales como “epidemia de suicidios” u “oleada de suicidios”. Tampoco es correcto referirse a espacios concretos como “el lugar donde mayor alto es el porcentaje de suicidios”.
- En general, evitar hablar del suicidio como la causa de la muerte de la persona.
- Tener en consideración la forma en la que se trata la información para no herir a familiares o amigos del fallecido.
- No publicar la palabra “suicidio” en el titular.
Según el periodista y jefe de la sección de Policiales del diario La Capital de Mar del Plata, Fernando del Río, “es difícil hacer caso a lo que dice la OMS, ya que se dedica a la salud y no al periodismo”. Cada ámbito, como es en este caso la salud o la información, cuenta con determinados criterios y normas, específicos de cada uno. Nunca está de más atender a las diferentes recomendaciones, como son en este caso las pautas de la OMS. Sin embargo, tampoco deben desatenderse los criterios periodísticos. Debe buscarse una equidad. Fernando del Río aporta, también, algunas pautas que deben de seguir los periodistas a la hora de redactar una nota sobre el suicidio. Ellas son:
- Tener en cuenta que el suicidio siempre es un acto privado.
- Reservar información para preservar la noticia. En estos casos no es aconsejable entrar en detalles. De esta forma se pueden evitar suicidios en cadena, así como no herir a terceros o la propia memoria del fallecido.
- El suicidio no admite opinión. Por ello se debe de tener rigor periodístico para afrontarlo como tal.
Protocolo de publicación del suicidio
El jefe de Policiales del diario La Capital, Fernando del Río, ha realizado un protocolo titulado como ‘Regla de los cuatro casos’ para conocer cuándo puede o no ser publicada una información sobre el suicidio. “El suicidio por si mismo no es un acto publicable”, afirma el periodista. Tomando como referencia el protocolo de Del Río se debe seguir un orden de cuatro preguntas. En el caso de que la respuesta sea afirmativa significa que sí puede publicarse la información. Si la respuesta es negativa se pasa a la siguiente pregunta, y así sucesivamente hasta acabar el cuestionario:
- ¿Intervienen en el suicidio más de una persona?
- Sí. Se publica.
- Se pasa a la siguiente pregunta.
- ¿La persona que se suicida es conocida públicamente?
- Sí. Se publica.
- Se pasa a la siguiente pregunta.
- ¿El motivo del suicidio cumple criterios de noticiabilidad?
- La respuesta presenta una singularidad. Se publica.*
- La respuesta desconoce las causas, o solamente revela causas íntimas sin afectación de daños a terceros. Se pasa a la siguiente pregunta.
- ¿La mecánica del suicidio es extraordinaria, o el lugar es público?
- Sí. Se publica.
- Se descarta.
*Para Fernando del Río una singularidad no consiste en problemas económicos o enfermedades terminales, por ejemplo. Una singularidad, según el periodista de La Capital, sería “el suicidio de un deportista tras la pérdida de un partido”, o “el suicidio de una modelo tras su caída en un desfile”. Son casos concretos en los que la mayoría de las personas no puedan identificarse.
Investigación científica
Tanto el Jefe de Criminalística en la Delegación de Policía de Mar del Plata, Hernán Gacio, como el Médico Legista y trabajador en la Coordinación Científica Regional Atlántica, Gerardo Chiodetti, coinciden en que a la hora de realizar una investigación sobre un supuesto caso de suicidio es muy importante realizar las pruebas pertinentes que puedan descartarlo. Hernán Gacio destaca la importancia de “barajar la posibilidad de accidente y fallecimiento por causas naturales”. Un falso suicidio no tiene, necesariamente, porque ser una simulación para disimular un homicidio, añade el criminalista. Chiodetti recomienda siempre que cuando se acuda a una investigación se vaya “limpios de conceptos” y así poder analizar con mayor eficacia lo ocurrido.

La médico psiquiatra de la Asesoría Pericial del Departamento Judicial de Mar del Plata, Mariana Juliano, señala que para realizar una adecuada autopsia en muertes dudosas (autopsias psicológicas) se deben de seguir unos determinados criterios. En primer lugar, realizar una recolección de datos para poder reconstruir el perfil psicológico de la víctima y su estado mental. Para ello es necesario echar mano de documentos —como partes médicos— y entrevistas con los familiares. Estas últimas son aconsejables que se realicen entre el primer y sexto mes, una vez acontecidos los hechos. En segundo lugar, la psiquiatra Juliano especifica que, analizando los datos obtenidos, se puede llegar a conocer cuál era la personalidad de la víctima; el estado psíquico de la misma antes del suicidio; y por último realizar una hipótesis del motivo por el cuál se suicidó.
Conclusión

Como se ha visto, la pregunta que se planteaba al principio no es fácil de responder. Existen una serie de pautas generales que los medios deben de cumplir, no obstante, en muchas ocasiones la línea entre una y otra decisión no está nada clara. Por otro lado, dependiendo de los principios editoriales de cada medio, las recomendaciones se tienen en cuenta o no. No es lo mismo un medio conservador o moderado, que otro sensacionalista.
Si nos centramos en el caso planteado, y basándonos en el protocolo de publicación de Fernando del Río, la información debería haber sido descartada. Publicando una carta de suicidio se entra en demasiados detalles para incitar a otras personas. En este caso concreto no existe, tampoco, una singularidad que diferencie el motivo por el cual se ha producido el suicidio. Además, se trata de un caso de menores en el cual entran otra serie de requisitos específicos para la publicación o no de la noticia.
Es cierto que la intención del medio puede ser la de denunciar el acoso escolar y apoyar a las víctimas del fallecido a luchar contra el mismo. Algo que, de momento, ha repercutido favorablemente a raíz de la publicación. Sin embargo, no se ha cumplido con las pautas básicas de publicación. Una opción más adecuada podría haber sido publicar tan solo una parte de la carta, para cumplir con el papel de denuncia y evitar entrar en demasiados detalles, para no ocasionar daños colaterales.
Fuentes
Jornada: Abordaje interdisciplinario del Suicidio (Universidad FASTA)