Leyendas urbanas de Valencia

Valencia es una hermosa ciudad que se ubica en la Comunidad Valenciana. Este enclave del territorio español cuenta con un sinfín de lugares que merecen la pena ser visitados, algunos relativamente escondidos. Mágicos rincones repletos de historia, espacios verdes y áreas recreativas donde pasar el día, son algunos de sus principales atractivos. Aunque Valencia es mucho más. Es una ciudad donde practicar el terraceo, donde convivir, donde disfrutar de su deliciosa paella, donde probar su revitalizante Agua de Valencia… Es una localidad con arterias repletas de vida y con un bonito azul que baña su costa de norte a sur. Valencia está siempre en constante movimiento y ha estado así desde el comienzo. 

En sus calles podemos encontrar los trazos y recuerdos que quedaron grabados en el pasado. Y es que esta ciudad tiene mucha historia que contar. Pero si hay una figura que ha dado paso a la publicación de libros y novelas, así como a la aparición de leyendas urbanas y al imaginario popular, es la de Jaime I el Conquistador (Jaume I el Conqueridor, en valenciano). El antiguo rey de Aragón fue quien reconquistó la ciudad y gran parte de la Comunidad Valencia en la época de invasión de los musulmanes, concretamente de 1229 a 1245. Es aquí donde nace la primera de las leyendas urbanas más populares y todavía latente en el saber popular.

Leyenda del murciélago

Esta leyenda surge en Valencia, como comentaba, en la época de la reconquista por parte del rey Jaime I de Aragón. La misma se desarrolla en el momento en el cual la ciudad estaba invadida por los musulmanes. Habla la historia de que estos tenían la posibilidad de controlar a los murciélagos y que los habían entrenado para que se comieran los abundantes mosquitos que provenían de la Albufera y de los marjales de Oliva-Pego.

Fue en ese momento cuando el, por aquel entonces, rey de Aragón, Jaime I, recibió la visita de un profeta que le advirtió de que mientras hubieran murciélagos en la ciudad nunca conseguirían derrotar a los musulmanes. El rey Jaime I pasó un tiempo analizando esta profecía hasta que un día uno de estos murciélagos fue a parar en el campamento ubicado en el arrabal de Russafa en el que él y su tropa aguardaban. La respuesta del Conquistador fue algo inesperada. Ordenó a sus soldados que trataran al murciélago con cuidado y que nadie lo lastimara. Así que siguieron sus órdenes.

Así hicieron hasta que un día, mientras todos dormían, los musulmanes trataron de aprovechar la situación para atacar a los soldados. Sin embargo, hubo un ruido que despertó a las tropas españolas y que les sirvió para poder defenderse sin sufrir tantas bajas. El murciélago, que días atrás había visitado a los soldados de Jaume I, chocó contra uno de los tambores de los rivales con la intención de avisarles y devolverles el favor por tan considerado trato. Es aquí donde nace la Leyenda del Murciélago o la Leyenda de lo Rat Penat (en valenciano).

Se cree que por esta razón, y en honor al mamífero volador, el rey Jaime I el Conquistador decidió incorporar una silueta de un murciélago en el escudo de la ciudad. De hecho, el propio club de fútbol el Valencia C. F. tiene como mascota oficial uno de estos murciélagos.

El barbero diabólico

Al igual que ocurre en la popular película “Sweeney Todd: The Demon Barber of Fleet Street” del director, Tim Burton, cabe la posibilidad de que esta historia se hubiera repetido en la ciudad de Valencia . Se cree que hace años existió un hombre cuya maldad era tal que utilizaba su barbería ubicada en la calle de Cerrajeros para quitarle la vida a los hombres que acudían a cortarse el pelo o a recortarse la barba con el fin de robarles sus pertenencias. Incluso, se dice que la carne de las personas que eran asesinadas era utilizaba por la pastelería ubicada al lado.

Al parecer esto pudo haber ocurrido en el siglo XIX, misma fecha en la cual transcurre la película, según los escritos del cronista Pau Carsí y Gil. Es por esta razón que hay quienes afirman que el director pondría haberse inspirado en esta historia para llevar a cabo su producción en una de sus visitas a España.

El caimán del río Turia

Valencia es una ciudad que está dividida por el río Turia, al menos por su cauce ya que actualmente no tiene agua y hace años que fue reconvertido en uno de los lugares más bonitos de la ciudad gracias a sus verdes jardines y zonas recreativas.

Existe una creencia popular de que hace ya muchos años, a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, cuando el río Turia todavía circulaba por el interior de la ciudad, existía un caimán que atemorizaba a los lugareños que vivían cerca de él. Algunos decían que este reptil era tan grande que podría, incluso, ser un dragón. La historia de este colosal animal se extendió por la ciudad y era tal el miedo que todo el mundo evitaba pasear cerca del cauce, hasta que un joven y valiente guerrero se equipó con su brillante armadura y se acercó hasta los dominios de la feroz bestia para quitarle la vida. Dicen que cuando el caimán, o dragón, se vio reflejado en la armadura quedó totalmente paralizado a causa del destello. Entonces, el robusto guerrero le estacó su espada y le arrancó la vida de un solo golpe.

Lo cierto, es que esta historia tiene su fundamento, pero la realidad es menos impresionante. Todo parece indicar que la leyenda del caimán del Turia surgió con un espécimen que fue regalado al Patriarca Juan de Ribera por parte del Virrey de Perú. De hecho, este animal todavía puede visitarse ya que se encuentra disecado en el vestíbulo de la iglesia del Colegio del Patriarca, en Valencia.

El Santo Grial y la Catedral de Valencia

Quizá uno de los objetos más preciados y más buscados a lo largo del tiempo, ya tiene ubicación. ¿Qué pasaría si el Santo Cáliz de Cristo con el cual Jesús y sus discípulos celebraron la Última Cena estuviera ubicado en Valencia?

Para muchos esta es la ubicación exacta pues parece ser que reliquia fue trasladada por San Pedro a Roma y que desde allí partió hasta España para ser custodiada por el Reino de Aragón, llegando finalmente a Valencia en 1432 por orden de Alfonso V el Magnánimo.

Si uno acude a visitar la Catedral de Valencia, podrá encontrar una capilla dedicada exclusivamente al Santo Grial, donde tras un cristal de protección se supone que aguarda este preciado objeto de valor incalculable.

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