El Palacete de las Ceremonias, como así he decidido nombrar a esta majestuosa villa para preservar su ubicación, es uno de esos lugares que siempre he tenido frente a mí, pero al que nunca le he dado esa atención que merecía. Quizá porque vi como el deterioro fue abriéndose hueco entre su fachada y cimientos con el paso del tiempo, quizá porque hubo un tiempo en el que aquellos muros tuvieron vida y vi como la luz se extinguía en su interior… Tal vez ello fue suficiente para postergar durante años el acceso a su interior hasta que, por fin, decidí entrar para descubrir sus secretos y los retazos de historia todavía latentes en las paredes y muros.
Historia de El Palacete de las Ceremonias
El Palacete de las Ceremonias es un claro ejemplo de las populares villas que podemos encontrar por toda la huerta alicantina. Esta edificación fue construida en el siglo XVI y su uso principal fue destinado a las labores agrícolas y de campo gracias a la zona privilegiada en la cual se ubica. Esta villa contaba con una vivienda a los alrededores de dimensiones más reducidas y de una sola altura destinada, posiblemente, para los trabajadores o personal de servicio.
Aunque es difícil saber más sobre la historia de los que una vez moraron en su interior, ya que las referencias que existen en torno a ello son mínimas, sí se sabe que en este palacete fue propiedad de los Condes de Casa Rojas y Marqués de Bosch. El primero de los linajes fue uno de los más extendidos en la zona de Burgos, aunque también se asentaron en Jerez de la Frontera y Cádiz y, posteriormente, se desplazaron hasta Alicante y Valencia. El Marquesado de Bosch, por otro lado, comenzó su linaje en Cataluña, aunque posteriormente se asentó en Cocentaina y finalmente acabó radicando en Alicante.
Si bien es cierto que es esta finca perteneció a los condes, en el año 1924 la propiedad pasó al Marqués de Algorfa. El sobrenombre de esta finca se debe a la tranquilidad y bienestar que se gozaba en su interior, así como en sus jardines.
Investigación de El Palacete de las Ceremonias
Uno se da cuenta nada más entrar al interior de esta vivienda del poderío que significaba en su tiempo residir en una villa de semejantes características. Y es que, como comentaba, este palacete perteneció a varios nobles, además tuvo una notable influencia francesa en cuanto a su decoración, arquitectura y usufructo —como veremos a continuación—.
El Palacete de las Ceremonias fue construido en el siglo XVI con fines agrícolas aunque, siguiendo las influencias sociales y arquitectónicas francesas, el uso del palacete adquirió una nueva perspectiva. A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX el palacete pasó a ser una casa de recreo. Su uso principal era el descanso y el aprovechamiento de la vida social. De hecho, era una de las fincas más importantes de la zona en la cual se llevaban a cabo numerosas celebraciones y galas con nobles y personas de clase alta de la época. En ella se entremezclaban las danzas nocturnas, los juegos de la aristocracia, el olor a tabaco original de los puros y el perfume que usaban las doncellas, el sabor de los deliciosos manjares preparados por el personal de servicio y las embriagadoras copas de champagne, consumidas por los allí presentes hasta despojarse de las más estrictas conductas sociales de la época.
Esta morada tiene un estilo neoclásico y, aunque sus jardines fueron cercados y parte del terreno se perdió, contaba con dimensión de más de dos hectáreas. Algunos autores la definirían como casas sumergida en jardines. La zona norte de esta vivienda estaba destinada a las labores del servicio. En ella se encontraba la vivienda del guarda, los establos, los almacenes, el corral y la cochera. Sin embargo, lo que más llama la atención es el pequeño teatro o sala de conciertos que, actualmente, se encuentra en estado de ruinas y al cual no se puede acceder —aunque sí puede verse desde algunos puntos de la primera planta de la vivienda—. Ello nos da una pista de la importancia, a nivel social, que tenía este palacete en la época.
En la planta baja de la morada nos encontramos que prácticamente está todo derruido, con escombros por todos los lados. Nada más entrar por uno de los accesos secundarios, tenemos que girar a la derecha para llegar a un amplio recibidor con las escaleras de acceso a la primera planta —al final del mismo—. Tanto a un lateral como al otro podemos encontrar varios habitáculos cuyo uso principal desconozco, quizá algunos tenían la función de almacenaje. En esta misma planta nos encontramos con un antiguo pozo, esencial para el abastecimiento de agua en el pasado. El acceso a la primera planta no resulta muy sencillo, pues parte de las escaleras han sido derruidas y, ahora, una vieja y podrida puerta de madera hace de pasadizo entre un espacio y otro.
La planta de arriba se conserva bastante mejor que la anterior. En este punto, hay dos rincones que me llamaron mucho la atención. El primero de ellos es una antigua capilla, despejada en su totalidad salvo por un precioso e impoluto altar de mármol blanco que aguarda inerte en el tiempo los rezos de algún devoto. El otro de los puntos que más me sorprendió es el gabinete o sala de grabador, con pinturas, frescos y litografías que empapelan las paredes. Muchas de ellas desconchadas, pero otras en perfecto estado. Un ejemplo más de la sensibilidad artística de los antiguos moradores. Desde la primera planta se puede observar también lo que se conoce como una linterna central. Esta se ubica en la parte superior de un amplio salón. La linterna central viene a ser como una cúpula con forma tubular, siendo la zona más alta de la vivienda. Lamentablemente algún vándalo creyó que sería divertido romper la vidriera de esta pequeña obra de arte a pedradas. En esta altura de la vivienda podemos encontrar, también, algunas habitaciones, así como la cocina principal.
Desde la primera planta se pueden tomar dos caminos. Por un lado, podemos acceder a la segunda planta, en la cual se encontraban las alcobas —posiblemente las del servicio—, así como el acceso a la contornada circular de la linterna central y a una preciosa sala de estudios. Esta planta tiene su atractivo, sobre todo, para los que disfrutamos de los lugares sombríos y oscuros, pues cuenta con un amplio pasillo en penumbras con las habitaciones a mano derecha y la sala de estudios al final del mismo. El acceso a la cúpula se realiza desde una pequeña terraza ubicada en ese mismo pasillo, pero en el lado izquierdo, con unas escaleras que quedan a la intemperie y que te exponen al abismo. En esta ocasión decidimos que sería mejor evitar riesgos mayores, así que prescindimos de comprobar cuál era la resistencia de la madera podrida.
Ahora bien, desde la primera planta podemos acceder a otro lugar mucho más insólito. Un antiguo corral o criadero de conejos que todavía conserva las jaulas vacías y oxidadas. Aquí realizamos nuestra sesión de Spirit Box para conectar con el misterio, como explicamos más adelante.
Una casa con vida
La casa no está muerta, todavía hay quien vela por ella. Y no, no se trata de un fantasma o un espectro estancado en el tiempo. Tiene nombre y es de carne y hueso, aunque prefiere preservar su identidad en privado. Él fue quien colocó la puerta sobre la escalera, quien nada más llegar a ella nos saludó a mi hermano y a mí con una voz amable y relajada y nos animó a visitar la vivienda a modo de tour. Se trata de un joven de unos veintitantos que no vive en la casa, pero que fue atrapado por ella hace años. Algo de él se ha quedado impregnado en esta villa de condes y siempre regresa a ella, quizá la llamada de algún antepasado. Pasa mucho tiempo a solas en ella, reflexionando y meditando a su manera. Cada día descubre nuevos lugares de esta impresionante mansión y su vínculo con esta morada lo ha convertido en una especie de protector.
Ha conocido a una gran multitud de curiosos que de vez en cuando se acercan a ella y a quienes saluda con la misma simpatía y tranquilidad de quien se encuentra como en casa. Él es una de las personas que trasmiten serenidad, apasionado también por el urbex y por los temas que tratamos en este espacio digital. Intercambiamos números de teléfono y quizá algún día aparezca en uno de nuestros reportajes como acompañante del pequeño y modesto equipo de Periodismo del Más Allá.
Misterio en El Palacete de las Ceremonias
Regresamos hasta el antiguo sótano donde HollyJordi y yo realizamos una sesión de Spirit Box. Como siempre, preparamos el terreno y comenzamos con las preguntas que también fueron registradas con una grabadora. Lo cierto es que, al inicio de la sesión, se escucha una clara y nítida voz masculina que responde a una de nuestras súplicas por obtener una comunicación interdimensional. A mi parecer, un claro saludo informal: “Hola”. ¿Sería la voz del conde tratando de comunicarse con nosotros?
A continuación, os dejo el vídeo de HollyJordi donde podéis acompañarnos al interior de esta morada en forma de recorrido audiovisual, así como escuchar la sesión de Spirit Box que comentaba y que se encuentra al final del vídeo: