Seguramente muchos de los que estén leyendo esto conocen o han escuchado alguna vez hablar de esta leyenda urbana. ¿Quién no temió nunca durante la infancia a aquella figura oscura del Hombre del Saco? Fue y tal vez sigue siendo una de las historias más utilizada para asustar a los niños, para infundirles terror y con ello conseguir que obedezcan o cumplan con cualquiera de sus obligaciones, pero… ¿Qué hay de realidad en ella? ¿Existió realmente el Hombre del Saco? ¿Quiénes eran los sacamantecas?
Leyenda
Este asustador de niños narra la existencia de un hombre que vaga solo junto a su saco por las calles de los pueblos. Se dice que cuando anochece secuestra a los niños y niñas extraviados, o a aquellos que simplemente están solos, metiéndolos en el saco y llevándoselos a un lugar desconocido. Según lo describe la creencia popular, el hombre del saco es un varón alto y grande, generalmente de mediana edad o anciano. La vestimenta que lleva es ropa de a diario, llena de polvo. Va mal afeitado y mira a las víctimas de reojo. Lo que más le caracteriza es el saco que lleva sobre las espaldas y solo aparece si los padres lo invocan para que se lleve a los niños y niñas desobedientes. Según se dice, capta la atención de los menores cantando, tocando la flauta, con juguetes u ofreciendo caramelos. Para capturar a las víctimas se esconde en callejones o portales oscuros, pero siempre durante la noche.
Esta historia generalmente es empleada por los padres para que los niños no lleguen tarde a casa. La podemos encontrar en varios países con sus diferentes adaptaciones culturales. En el caso de España, podemos encontrar además varias versiones en la Comunidad Valenciana, como son: El Sanginer, El Drac, El moro Mussa, La Quarantamaula, El Miquelot, y por supuesto el Coco. En Cataluña también aparece con el nombre de Caçamentires, María la Bruta, Papasotes, Marraco y Caragot. Al otro lado del charco, en México la denominan con el mismo nombre, aunque también es conocida como El Viejo del Costal y Sacoman. En Argentina y Uruguay se conoce como El Hombre de la Bolsa.
La cultura valenciana popular es muy rica en cuanto a este tipo de leyendas, estando aún muy arraigadas en determinados lugares y sectores de la población. Los más ancianos enseñaban a sus hijos, así mismo, una fórmula en forma de oración para que los pequeños pudieran protegerse de este ser. La oración traducida al castellano dice lo siguiente: “En la cama me acosté y siete ángeles me encontré: tres están en los pies y cuatro en el cabezal; la virgen al lado me dice: hijo, duerme y reposa. No tengas miedo de ninguna cosa, que si la cosa mala viene yo te despertaré”.
Historia
Por desgracia, este asustador de niños no se basa solamente en una ficción. Existen muchos casos que pudieron dar paso a su creación, principalmente por temas de pederastia, pero también por cuestiones esotéricas. Es aquí donde adquieren protagonismo unos personajes conocidos en España como los sacamantecas, psicokillers en la actualidad. Los sacamantecas eran asesinos de personas jóvenes y sanas a los que se les extraía el unto. En los años 1870 y posteriores, se creía que la grasa de personas jóvenes podía servir para curar enfermedades como la tisis o la tuberculosis. Muchas veces estos asesinos eran contratados por personas acaudaladas que buscaban curar de esta forma a algún familiar enfermo. Se tiene constancia de que el primer sacamantecas fue Juan Díaz de Garayo. Este hombre fue condenado el 11 de mayo de 1881 mediante el garrote vil. A este sacamantecas se le vincula, además, como el primer asesino en serie de España. Díaz de Garayo acabó con la vida de seis mujeres que fueron evisceradas… sus cuerpos abiertos aparecieron en un canal. Con el tiempo el boca a boca fue otorgándole al asesino aspectos sobrenaturales y demoniacos.
Más adelante aparecieron otros sacamantecas que siguieron los mismos pasos que Garoyo. Esta vez comenzó a extraerse los mantillos de niños, grasas precisas del tejido que cubrían algunas zonas del estómago, así como el unto que rodeaban algunas vísceras. Estas se metían en sacos y se vendían a boticarios, brujas, o a la clase social de más alto nivel como si fuera un remedio farmacéutico.
Cine
Existen varias versiones que podemos encontrar en el cine. Es el caso de El hombre de las sombras (2012), Pesadillas antes de navidad (1993) con el clásico villano verde Oogie Boogie, o la triología de Stephen T. Kay, Boogeyman.
Fuentes
Jiménez, Iker. Porter, Carmen (2006) Milenio 3: El libro. Madrid: Aguilar
Gisbert, Francesc (2008) Màgia per a un poble. Picanya: Edicions del Bullent