Torre de Cabrafich

Este lugar llegó a mis oídos por recomendación de un amigo que vive cerca de la zona. La propiedad recibe el nombre de Torre de Cabrafich y se encuentra ubicada en un bonito paraje montañoso que hizo más amena y gratificante la investigación.

Investigación

La Torre de Cabrafich, también conocida como Casa de Cabrafich Alto, se localiza sobre el barranco que da nombre a la vivienda. Desde este puede observarse la Huerta de Alicante e incluso otra de las torres vigías, la del barranco de Aigües.

La Torre de Cabrafich fue utilizada en el pasado para vigilar parte de la zona de la costa. Junto a otra serie de torres vigías que delimitaban el horizonte, se daba aviso de todo aquello que destacara o rompiera con el paisaje habitual. Su función, pues, era defensiva. Aunque actualmente su estado es ruinoso (el edificio está a punto de venirse a bajo), todavía se conserva la mayor parte de su fachada. En las fotografías podemos observar que la construcción está compuesta por dos estructuras. Por un lado la torre y su vivienda original, y por otro una vivienda adosada del siglo XIX en la parte trasera. Asimismo, en la edificación, destacan dos estilos: en algunos rincones encontramos sillares propios de cualquier torre o castillo, con estructura rectangular; y por otro lado encontramos el tapial, que ha sido decorado para no romper con el diseño. La Torre de Cabrafich cuenta, además, con un matacán de defensa ubicado en un lateral del torreón. Este se utilizaba para defenderse de los bereberes provenientes del África septentrional.

El estado de la vivienda adosada, levantada seguramente durante la reconstrucción de la atalaya, es pésimo… su interior está hecho ruinas. Al acercarse a ella, uno puede observar que las advertencias de peligro se tornan más pronunciadas. La torre y vivienda principal igualan las condiciones. Esta parte de la edificación se mantiene en pie gracias a unos pilares de metal que sostienen la terraza, además, las entradas han sido bloqueadas para tratar de impedir el acceso a su interior. Una vez más, ignoramos las advertencias y entramos… Pudimos observar lo que antaño fue una caballeriza con acceso directo a las viviendas a través de unas escaleras ubicadas en la misma sala. Una de las puertas había sido tapiada pero la del interior a la torre todavía permitía el paso. Deteniendo el tiempo, accedimos a uno de los dormitorios. En él quedaba un viejo colchón putrefacto y una ventana enrejada con vistas al exterior, concretamente a una vieja caseta para niños que tenía escrita en su fachada ‘Club infantil’.

Finalizamos el recorrido de la atalaya por sus inmediaciones. La noche en Cabrafich se vuelve más oscura que en el resto de la zona. En lo alto de la montaña la oscuridad consigue hacerse hueco entre la luz de las ciudades. Pegado al patio de la torre todavía  queda un antiguo y profundo pozo. Debido a la distancia y a las complicaciones para obtener el agua en lugares tan apartados como en Cabrafich, era frecuente este tipo de construcciones.

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