Preventorio Aguas de Busot

Hace poco, apenas un mes, decidí junto a mi hermano y a unos amigos adictos al misterio viajar hasta Aigües (en la provincia de Alicante) para visitar el antiguo balneario y preventorio de tuberculosos. El objetivo de la expedición fue realizar una investigación para analizar el estado actual en el que se encuentra el enclave y comprobar si los rumores acerca de los fenómenos extraños que suceden en él son ciertos.

Historia

El balneario, más conocido como preventorio de Aguas de Busot (nombre en castellano del municipio), fue construido en el siglo XIX, exactamente en el año 1838 por el arquitecto e ingeniero, Pedro García Farias. Se dice que hubo una disputa referente a la propiedad del edificio entre el ayuntamiento de Alicante; la familia del Marqués Bosch; y el Conde de Casas Rojas, Don José (por lo visto su abuelo ya disponía de propiedades en aquella zona). Al parecer la disputa acabó favoreciendo a este último ya que obtuvo el reconocimiento del juzgado de Xixona en el año 1865 como legítimo propietario. El preventorio fue construido en un primer momento como un balneario debido a la estratégica situación en la que se encuentra. El Conde de Casas Rojas mandó construir dos edificios, uno de ellos fue el hotel Miramar (el que aún se conserva) destinado a las personas más acomodadas de la época. El mismo contaba con un casino en su interior. Conforme fue pasando el tiempo, el balneario adquirió gran reconocimiento y llegaron grandes personalidades como el reverendo ilustrado, Joseph Townsend, y el botánico y naturalista, José Antonio de Cavanilles.

Pero en el año 1920 el hotel Miramar cerró, y hasta 1936 aproximadamente no volvió a abrir sus puertas. Ese año fue adquirido por el estado y pasó a convertirse en un Preventorio Nacional Infantil dedicado a niños enfermos de la llamada peste blanca o tuberculosis. Hasta los años 60 que no se erradicó la enfermedad fueron internado los pequeños aguardando su hora entre las paredes del edificio. Ya a partir de ese momento no se le sacó ningún provecho pues quedó abandonado y a pesar de que hubo varios intentos, ninguno llegó a cuajar. El más reciente fue el del presidente del Hércules F.C., y fundador de la empresa Procumasa, Valentín Botella, en el año 2006. Su intención era crear otro balneario con un hotel de 5 estrellas e instalaciones de lujo. Al parecerse la empresa lo compró por un valor de 12 millones de euros. Por otro lado estaba el acuerdo al que había llegado con el ayuntamiento de Aigües para restaurarlo y edificar una urbanización en los alrededores. Sin embargo, como decía, no se ha llegado a realizar todo ha sido en vano y el preventorio sigue abandonado.

Actualidad

En la actualidad y como podemos observar en las fotografías, el preventorio se encuentra en un estado desfavorable, casi completamente en ruinas. De todos los edificios que se construyeron en el pasado solo queda el edificio Miramar al que se accede por un camino a mano izquierda nada más pasar la zona de camping y el polideportivo de Aigües, sin llegar a entrar en el pueblo. Las vallas que puso en el 2006 la empresa Procumasa han sido retiradas, ocurre lo mismo con las paredes que tapiaban las entradas. Como suele ocurrir en la mayoría de los lugares abandonados a la interperie, los actos vandálicos de aquellos que no aprecian ni lo más mínimo el patrimonio de nuestra cultura e historia han acabado por dejarlo en ruinas. Sin muebles, ni ventanas, pintadas en las paredes, e incluso con claros signos de quemaduras.

Respecto al misterio que rodea el preventorio cabe destacar que se hizo famoso por una publicación del investigador Pedro Amorós en la revista Enigmas. En ella el también presidente de la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas, SEIP, declaraba que había capturado la imagen de un monje franciscano con su cámara digital. A raíz de este artículo comenzaron a surgir historias sobre una dama de blanco que se paseaba por los pasillos y que podía verse reflejada frente a un espejo que antaño estuvo situado en la pared de las escaleras principales. También se habla de apariciones fantasmales de niños que todavía siguen deambulado entre los ocuros pasillos del viejo hospital, o incluso de túneles por los cuales se trasladaban los cadáveres para ocultar la elevada tasa de mortandad.

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